martes, 17 de noviembre de 2009

Pensar en positivo ***

*** por Francisco Bengochea

Los acontecimientos positivos hacen que nos sintamos optimistas, es decir, alientan pensamientos positivos acerca de cómo van a ir las cosas, e incluso acerca de cómo han sido en el pasado. Normalmente pensamos positivamente cuando las cosas nos van bien.

Sin embargo, podemos invertir el proceso. No tenemos que esperar las buenas noticias para ser positivos; podemos provocar los sucesos positivos mediante nuestros pensamientos.

Esta nueva forma de pensar no consiste en verbalizaciones internas acerca de cómo nos gustaría que fuese la realidad. Más bien se trata de conocer la realidad y recordar cómo es.

Ante cada emoción negativa, podemos investigar cuáles son los pensamientos asociados que nos hacen sentir mal. Cada uno de esos pensamientos debe ser concretado hasta que pueda ser visto con claridad.

En cada caso, el pensamiento negativo en cuestión puede ser discutido y, partiendo del principio de que todo pensamiento negativo es inadecuado y disfuncional, puede ser rebatido y sustituido por otra idea más adecuada.

Para que una idea positiva sea sostenible en la mente, es necesario que se atenga a la realidad (no podemos creer lo que no creemos). El error está en pensar que la realidad induce por sí misma al escepticismo, cuando la verdad es que todo se puede ver de muchas maneras.

Cada una de estas ideas positivas debe entonces ser memorizada (por ejemplo, poniéndola por escrito), y recordada cada vez que surja el pensamiento negativo en cuestión.

De este modo, poco a poco iremos adquiriendo el hábito de pensar en positivo y, por tanto, de hacer que las cosas marchen de un modo más favorable. Se trata de un cambio vital de gran trascendencia.