martes, 13 de enero de 2009

Judith Beck: Terapia cognitiva

“El doctor Aaron T. Beck, de la Universidad de Pensilvania, a comienzos de los años sesenta, desarrolló la terapia cognitiva como un tratamiento para la depresión, estructurado y breve, destinado a modificar el pensamiento y las conductas disfuncionales. A partir de ese momento, tanto Beck como otros profesionales adaptaron con éxito esta terapia para su aplicación a un conjunto sorprendentemente amplio de trastornos.”

“Para decirlo en pocas palabras, el modelo cognitivo propone que todas las perturbaciones psicológicas tienen en común una distorsión del pensamiento, que influye en el estado de ánimo y en la conducta […]. Una evaluación realista y la consiguiente modificación del pensamiento producen una mejoría en esos estados de ánimo y comportamientos. Esta mejoría permanente resulta de la modificación de las creencias disfuncionales subyacentes.”

“El tratamiento cognitivo para el trastorno de ansiedad generalizado enfatiza la reevaluación del riesgo en ciertas situaciones y los recursos a los que el paciente puede apelar frente a la amenaza. El tratamiento del trastorno de pánico implica la evaluación de las malas interpretaciones catastróficas del paciente sobre sus sensaciones corporales y mentales. La anorexia requiere una modificación de las creencias acerca del propio valor y del control sobre sí mismo. El tratamiento de la drogadicción se centra en los sentimientos negativos respecto del yo y en los sentimientos permisivos o de justificación respecto del uso de drogas.”

“Comience a conceptualizar sus pensamientos y creencias según el modelo cognitivo: cómo se siente emocionalmente en un momento dado (y cómo reacciona desde el punto de vista físico y de la conducta) está condicionado por el modo como percibe una situación y específicamente por los pensamientos que pasan por su mente en ese momento. A partir de este instante, comience a prestar atención a los cambios de su estado anímico. Cuando advierta que su estado de ánimo ha cambiado, que se ha intensificado en una dirección negativa, o que está experimentando sensaciones corporales asociadas con afectos negativos, pregúntese qué emoción está sintiendo y también formúlese la pregunta clásica de la terapia cognitiva: ¿Qué pasó por mi mente en ese momento?

“De esta manera, usted irá aprendiendo a identificar sus propios pensamientos, especialmente los "pensamientos automáticos". Si, por ejemplo, usted se encuentra ligeramente perturbado, pregúntese: ¿Qué cosa acaba de pasar por mi mente?”

“Aprender las habilidades de la terapia cognitiva es un proceso semejante al de cualquier otro aprendizaje.”

La respuesta emocional está condicionada por la percepción de la situación. El terapeuta cognitivo se interesa especialmente por el nivel de pensamiento que opera simultáneamente con el pensamiento superficial, que es el más evidente. Esta actividad corresponde a los llamados pensamientos automáticos, que no surgen de una deliberación o un razonamiento, sino que parecen brotar de manera automática y suelen ser veloces y breves. Es posible que usted no sea demasiado consciente de estos pensamientos y que sólo tome conciencia de la emoción que surge de ellos. Por esta razón, muchas veces los pensamientos automáticos son aceptados como ciertos, sin ser sometidos a ninguna clase de crítica. No obstante, es posible aprender a identificar los pensamientos automáticos por medio de la observación de los cambios afectivos. Cuando usted note que siente disfórico, pregúntese: ¿Qué es lo que acaba de pasar por mi mente?

“Si usted identifica sus pensamientos automáticos, probablemente podrá evaluar, al menos hasta cierto punto, la validez de ellos. Si se da cuenta de que hizo una interpretación errónea y logra corregirla, seguramente descubrirá que su estado de ánimo mejora. En términos cognitivos, cuando los pensamientos disfuncionales son sometidos a la reflexión racional, las emociones suelen modificarse.”

“El curso habitual de tratamiento en la terapia cognitiva implica usualmente que en los inicios se ponga más énfasis en los pensamientos automáticos, que son conocimientos más cercanos a la conciencia. […] Luego, el tratamiento se centra en las creencias y pensamientos que subyacen en las ideas disfuncionales. Aquellas creencias intermedias y centrales que resultan relevantes son evaluadas de distintas maneras y, más tarde, son modificadas para lograr un cambio en las conclusiones que saca el paciente a partir de sus percepciones de los hechos. Esta modificación más profunda de creencias fundamentales disminuye las posibilidades de recaídas en el futuro.”

“En una situación específica, las creencias subyacentes de una persona influyen sobre sus percepciones, y esto se expresa por medio de pensamientos automáticos específicos para esa situación. Estos pensamientos, a su vez, inciden sobre las emociones.”

“Las creencias disfuncionales pueden ser "desaprendidas" y en su lugar se pueden aprender otras creencias basadas en la realidad y más funcionales.”

Judith S. Beck: Terapia cognitiva. Conceptos básicos y profundización (Ed. Gedisa)