jueves, 24 de septiembre de 2009

Librarse de la preocupación

“La preocupación es la más típica de las actitudes mentales que conducen a la infelicidad del hombre, y está entre las primeras causas de tensiones innecesarias. […] El desgaste de energía es enorme, de manera que un preocupado crónico no sólo no soluciona sus problemas sino que se incapacita para encontrar posibles soluciones y alternativas.”

[…] “Es fundamental caer en la cuenta de que toda preocupación es una forma de miedo causada casi siempre por temores infundados, creados por la propia imaginación o por contagio (aprendizaje) de personas adultas que nos “enseñan” a preocuparnos por todo.”

[…] “Siempre que hablo de la inutilidad de preocuparse muchas personas me dicen que quien no se preocupa se hace irresponsable, se evade de la realidad. Yo respondo lo que ya he dicho con anterioridad: afrontar la realidad, ser responsable, requiere una actitud mental positiva de esperanza, de seguridad, de confianza libre de nerviosismo, tensiones y ofuscaciones, y nada como la preocupación para impedirnos ver la realidad tal y como es y activar los mecanismos de la voluntad para pasar a la acción.”

[..] “De lo que se trata es de librarnos de una tensión y de una ansiedad inútil que siempre conlleva ponerse en lo peor y colocarse la venda antes de hacerse la herida. Cuanto mayor sea la paz interior y la actitud esperanzada, mayor será nuestra lucidez y concentración mental y la posibilidad de éxito si surge cualquier contratiempo, dificultad o problema. La actitud de “ocuparse” con calma y concentración en lugar de “preocuparse”, incrementa la autoestima y la confianza en uno mismo y nos coloca en la disposición más idónea ante lo peor, si llegara a presentarse.”

“Cuando tenemos una preocupación acuciante debemos ver nuestro problema o foco de preocupación tan particularista desde un plano lo más general posible, desde una visión más global y panorámica. […] Comprobaremos que hemos convertido en montaña lo que tan sólo es un grano de arena, y así lo reduciremos poco a poco a su tamaño real.”

“[Debemos] abrir el corazón a otras personas que merezcan nuestra confianza por su objetividad y serenidad. Su visión más distanciada que la nuestra del problema les ayudará a apreciarlo en su justa medida, cosa que nosotros, al estar directamente involucrados, somos incapaces de hacer. […] Además no nos sentimos tan solos y es más fácil comprobar que el problema en cuestión no es tan grave.”

“[Podemos] ocuparnos en algo necesario, positivo y constructivo, que precise mucha atención y nos guste hacer. De esta forma apartamos la mente de una preocupación y la ponemos a realizar su oficio natural al ocuparse y atender algo que le agrada.”

[…] “Si nos relacionamos a diario con personas que se preocupan por todo, aprenderemos por contagio a preocuparnos mucho hasta convertirnos en preocupados crónicos. Por el contrario, si procuramos relacionarnos con personas positivas, que siempre tienen una puerta abierta a la esperanza y siempre saben encontrar lo positivo hasta en los peores momentos, aprenderemos de ellos.”

Bernabé Tierno: Aprendo a vivir (Ed. Temas de Hoy)