miércoles, 9 de febrero de 2011

Aserción encubierta

La aserción encubierta ayuda a reducir el estrés emocional a través del desarrollo de dos habilidades: La interrupción del pensamiento y la sustitución del pensamiento. A la primera indicación de un pensamiento habitual que sabemos que conduce a sufrir emociones desagradables se interrumpe el pensamiento subvocalizando la palabra “basta” (stop) o usando alguna otra técnica interruptora. Entonces se llena el hueco dejado por el pensamiento interrumpido con pensamientos positivos previamente preparados que sean más realistas, asertivos y constructivos.

La aserción encubierta combate directamente los pensamientos automáticos que preceden invariablemente a las emociones desagradables de miedo, o incluso depresión y cólera. Los pensamientos automáticos determinan cómo se reaccionará a cualquier situación, de acuerdo con un sistema que es consecuente con la propia lógica interna. Para combatir estos pensamientos, las aserciones encubiertas de cada persona han de expresarse de forma que se correspondan a las normas de su sistema de lógica personal. «Reestructurar» el pensamiento, sintonizando sutilmente las aserciones, es una poderosa técnica para favorecer el cambio y su desarrollo.

La lógica de cada persona se revela en todo lo que se dice a sí misma que hace que se sienta ansiosa, deprimida o colérica. Hay que revisar las aserciones elaboradas anteriormente, y expresar con otras palabras cualquiera de ellas que contradiga o desmienta los pensamientos propios. Repetirse a sí mismo una y otra vez la frase «no tengo miedo» mientras se da una conferencia no servirá de nada. En lugar de esto, se debe estructurar una aserción que refuerce la habilidad para enfrentarse con el nerviosismo, tal como «cuando hablo despacio me siento más tranquilo... Tengo mis apuntes y estoy bien preparado... Tengo derecho a cometer errores».

Asimismo, si alguien está deprimido porque ha roto con una persona querida, no le servirá de nada decirse «En realidad, no me importaba». En lugar de esto hay que reforzar la habilidad para enfrentarse a los sentimientos de pérdida y la de aumentar y desarrollar nuevos intereses en tanto que persona sola. Mejores asertos pueden ser, en este caso, «Es bueno sentirse triste, déjalo pasar naturalmente... Buscaré el lado bueno de estar conmigo mismo».

Otra forma de construir aserciones encubiertas es fijando la atención en hechos, dirigiendo el pensamiento hacia la tarea o situación presente, en lugar de seguir rebuscando interiormente y concentrarse en los pensamientos automáticos de peligro, miedo o pérdida. Por esto, muchas personas usan aserciones del tipo «tienes que dar un paso cada vez... ¿Qué es lo siguiente que has de hacer?... Describe exactamente lo que está ocurriendo».

Siempre hay que interrumpir los pensamientos estresantes en su inicio, ser diligente y no dejarlos asentar. No permitir un vacío; los pensamientos estresantes volverán furtivamente si se fracasa al ocupar el espacio con las propias aserciones encubiertas.

Como toda habilidad aprendida, la aserción encubierta precisa de entrenamiento. Experimentar contratiempos y reveses es normal. Los miedos necesitan mucho tiempo para aprenderse, y se puede tardar mucho tiempo en desaprenderlos.

Si se olvidan las aserciones preparadas, o parecen carecer de sentido, o tener poco efecto, se deberán expresar con otras palabras hasta que se “sientan” correctas. Cada mente tiene un lenguaje propio y hay que hablarle en este lenguaje.

Extraído de:
Matthew McKay, Martha Davis, Patrick Fanning: “Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés” (Ed. Martínez Roca)